rumiar la biblioteca: agosto 2015

lunes, 31 de agosto de 2015

Juan Terranova o Vonnegut en Buenos Aires

Juan Terranova, Música para rinocerontes, La Paz, El Cuervo (2010)
http://www.editorialelcuervo.com/#!product/prd1/1193689321/m%C3%BAsica-para-rinocerontes

Si tuviera que definir el estilo de Juan Terranova diría justo eso: un brillante Vonnegut del Río de la Plata, un Askildsen joven pero menos cascarrabias, un Fogwill del siglo XXI con debilidad por el masoquismo, un periodista al que le gusta conversar con amigos y construye narrativa con esos diálogos cual Capote y por eso el guiño del título, un enhebrador de anécdotas divertidas y chistes y lugares comunes con sobrada capacidad para un entre blando y socarrón sentido del humor. 

¿Escritura de autoficción, banalidad de lo político, misoginia exacerbada, soterrada denuncia sobre las condiciones del oficio de periodista? Puede ser. Y sobre todo (y ante todo) aquello de la incorrección.

"¿Por qué no aceptar que la mayoría de los medios importantes están montados sobre el equívoco, los contratos basura a tres meses y el triunfo de la mediocridad y los mediocres?"

No hay que esforzarse para leer un cuento y otro cuento y eso me gustó.



lunes, 24 de agosto de 2015

A. M. Homes o Kafka se despierta en América

A. M. Homes, Ojalá nos perdonen (2012), trad. de Jaime Zulaika, Barcelona, Anagrama (2014)
http://www.anagrama-ed.es/titulo/PN_869

Aunque disfrutada más la primera mitad de la novela que el resto (lo que me lleva a pensar en que no sé hasta qué punto nos dejamos atrapar hoy -lectores perezosos o tal vez ansiosos- más allá de las trescientas páginas), pues es entonces cuando abunda un poco la blandengue emocionalidad de lo familiar y de lo que podría ser aunque todo sea un verdadero desastre, no hay más que sacarse el sombrero ante la precisión y el humor (sobre todo el irónico, cínico, elegante e inteligente sentido del humor) de una historia que no sabemos (eso al principio y eso es lo que me gustaba) si se trata de una pesadilla aterradoramente nítida, el sueño americano convertido en película de terror:
"¿Mejora, desaparece esta sensación de vivir un sueño debajo del agua?"
Una pincelada sobre la peripecia: hay aquí dos hermanos y una mujer, un adulterio y un asesinato. Hay aquí una crítica a la sociedad consumista, a la obsesión por la comida sana y la automedicación, a la mercantilización de la salud, los geriátricos y hospitales psiquiátricos, a la violencia y las cárceles, a la comunidad judía, a la publicidad en general. Alguien diría que la novela empieza por el final o que se trata de una segunda parte cuya primera está eludida. Pues apenas se nos informa de las acciones y se detiene en sus consecuencias, lo que ocurre después. Cómo se construye esta nueva familia donde los niños son más adultos que los adultos, y no hablemos de los ancianos, los más vulnerables.
"'Me pasa algo', escribo con grandes letras temblorosas. Sucumbo al esfuerzo, me desplomo en el suelo, cuan largo soy. Oigo que alguien dice: 'Podemos echarle agua', y me pregunto si me he convertido en una planta."
¿Una novela kafkiana en América? Eso quise y eso presentí durante la primera mitad: el aire de lo rancio y la lógica onírica, las desternillantes conversaciones absurdas (aunque la realidad, nuestra sociedad, a poco que se la mire de costado es tan absurda como una pesadilla), la facilidad de los encuentros sexuales, las percepciones paranoicas, la presencia constante del Doppelgänger y el persistente murmullo de la televisión, los paparazzi y el espectáculo, me indujeron a leer con esos parámetros. 
"No quiero que piense que George y yo somos Doppelgängers lunáticos, no quiero darle pistas sobre lo que se me pasa por la cabeza."
Pericia la de Homes, sin duda, y la de su traductor, que nos lleva a leer como impelidos por la curiosidad y la ansiedad y la velocidad de una prosa sencilla y afilada y sarcástica que construye una divertidísima parodia de la sociedad americana que cada vez es más la de todos nosotros.
"Es como si hubiera estado esperando a que mi vida cobrase aceleración y que tuviera cuerda para años. A veces pensaba que hacía progresos, que me acercaba más; otras veces me limitaba a esperar a que me descubrieran: ¿quién? Al mirarme a mí mismo, mi vida consumida a medias, me resulta insoportable haber acabado así. ¿Mi vida se ha terminado? ¿Alguna vez comenzó?"


lunes, 10 de agosto de 2015

Liudmila Ulítskaya o el lector intérprete

Liudmila Ulítskaya, Daniel Stein, intérprete (2006), trad. de Marta Rebón, Barcelona, Alba (2013)
http://www.albaeditorial.es/php/sl.php?shop.showprod&nt=7455&ref=97884-84288602&fldr=0#.Vb4Mkvl9lko

Recopilar y rellenar, inventar cuando lo necesita la novela, hacer collage con documentos, cartas, entrevistas, notas oficiales y todo aquello necesario o disponible o no tanto para que el lector interprete. Lector intérprete, como Daniel Stein, de cuya historia versa este texto, un judío polaco que siempre estuvo del otro lado, del lado de la dificultad. Cuando los nazis, fue intérprete de la Gestapo; cuando se fue a vivir a Israel, un sacerdote católico. Todo al revés. 

Por eso la misma Ulítskaya que también es personaje/comentarista de eso que viene construyendo, dice:
"Me reservo el derecho, como siempre, al fracaso rotundo. Tal vez sea el mayor lujo que se pueda permitir un autor en esta época de relaciones de mercado."

Pero diríase que con Daniel Stein Ulítstkaya construye (o deconstruye) un lúcido recorrido por los que ya son mitos del siglo XX: Segunda Guerra Mundial, Holocausto, Israel.
Un libro excelente.


"[...] la misma existencia de Israel no se garantiza sino con la perpetua resistencia al amenzante mundo árabe."


"[...] cualquier actividad intelectual puede ser considerada un acto terrorista contra los cánones establecidos, tanto en el campo de la ciencia como en el de la cultura y en el de la sociología."


"Pensé que esta división tan sencilla, entre nazis y judíos, entre asesinos y víctimas, entre buenos y malos, en realidad no era tan sencilla."


lunes, 3 de agosto de 2015

Borges se muere o la Weltliteratur

Adolfo Bioy Casares, Borges,
Barcelona, Backlist (2011)
El 1 de febrero de 1978, dos días antes de mi nacimiento, cuenta Bioy que Borges dijo: "Quizá la gente solo recuerda a aquellos escritores que modifican la literatura". No sabemos si Borges dijo esto pensando en sí mismo. Mucho antes, el lunes 13 de julio de 1959, cuenta Bioy que Borges dijo: "Nietzsche decía que las conversaciones entre Goethe y Eckermann son el mejor libro de la literatura alemana: no le gustaría mucho la literatura alemana". Ironías aparte, acaso Nietzsche (y tal vez Borges) estaban pensando en el concepto de la Weltliteratur, desarrollado por Goethe y expuesto en dichas conversaciones, que Jordi Llovet explicó más o menos así: "la idea según la cual el contacto cada vez más eficaz entre las diversas literaturas del mundo puede permitir una percepción desinteresada y más libre de los valores de una cierta literatura nacional cuando son estudiados o analizados por un estudioso de otra comunidad. Se trataría de la posibilidad de las literaturas de las naciones de 'corregirse' entre sí, es decir, de hacerse mejores gracias al ejemplo aportado por las excelencias de las otras"
De esta idea de literatura universal nace la literatura comparada. 
El 5 de octubre de 1959, dice Bioy que Borges dijo: "Las buenos libros han de venir al fin de la literatura: son la destilación de muchos libros anteriores, de muchas literaturas", frase que parece parafrasear el concepto de Weltliteratur.

Thomas Bernhard, Goethe se muere
(1982) (trad. Miguel Sáenz),
Madrid, Alianza (2012)
Naturalmente que pensé en estas conversaciones entre Bioy y Borges como uno de los mejores libros de la literatura argentina, aunque es difícil leer este sin recordar al otro y sobre todo el concepto de Weltliteratur. Confieso también que estoy leyéndolo al costado del cuento "Goethe se muere", de Thomas Bernhard, donde Goethe, moribundo, espera la visita de Wittgenstein antes de irse para siempre mientras conversa con su criado y Eckermann. Un cuento de ciencia ficción. Y Bernhard hace decir a Goethe: "Lo que yo escribí fue sin duda lo más grande, pero también algo con lo que paralicé la literatura alemana para siglos. Yo he sido, amigo mío, [...] el paralizador de la literatura alemana". 
Quizá Borges pudiera decir eso de sí mismo. Quizá Bioy pudiera tomar el papel de Eckermann, aunque su talento supere al de este considerablemente. Pero extrapolemos un poco a nuestro idioma: ¿quién será el Wittgenstein de quien Borges querría haberse despedido? ¿Quién será, además, el Bernhard del futuro que los sitúe codo a codo en el mismo escenario?





J. P. Eckermann,
Conversaciones con Goethe (1848)
(trad. de Rosa Sala Rose),
Barcelona, Acantilado (2006)

El domingo 8 de febrero de 1980, cuenta Bioy que Borges dijo: "Emerson se alegraba de que a su alrededor amigos y conocidos estuvieran escribiendo libros maravillosos. Según Wilde hay que ser muy generoso para alegrarse de que un amigo haya escrito algo que está bien". El jueves 11 de febrero de 1982 cuenta Bioy que Borges dijo: "Si recuperara la vista no saldría de casa. Me dedicaría a leer todos los libros que tengo". El martes 18 de febrero de 1964 había dicho a propósito de unos discos de jazz: "¿Estaremos equivocados dedicándonos a escribir?".